
...los tripulantes del barco incomodaron de tal modo al cetáceo que éste
no tuvo más remedio que sacudirse las molestas visitas de encima. A su
modo. Poco tiempo después llegaba a las redacciones de los periódicos
esta otra imagen. Está tomada en el puerto de Juneau, la capital de
Alaska. Una ballena yubarta hembra, de 16 metros de longitud y 40.000
kilos de peso, aparece ensartada en el bulbo de uno de esos gigantescos
transatlánticos de la compañía Princess Cruises que transportan por el
mundo a miles de turistas ávidos de emociones.
Esa incómoda venganza del hermano mayor se da de bruces con la realidad
de la navegación comercial. Cientos de cetáceos mueren cada año a
consecuencia de las embestidas de los mercantes en los mares del mundo.
Recientes estudios científicos han confirmado que el ruido de sus
máquinas (y, aún más, los equipos de sónar de submarinos y buques de
guerra) alteran sus sistemas de orientación. España ostentaba un triste
récord. Los 'ferrys' y 'jet foils' que conectan entre sí las islas
Canarias arremetían, una y otra vez, contra las poblaciones locales de
cachalotes. En una ocasión, y a consecuencia de una de estas
colisiones, falleció un pasajero y varios más resultaron heridos... Es
hora de tomarse muy en serio qué estamos haciendo con los mares. Y con
sus habitantes.