Para muchos habitantes de zonas costeras las algas varadas no son más que una inconveniencia. Pero ¿qué tienen que ver estas plantas con los edificios y su calefacción? Investigadores alemanes han descubierto que esta materia natural puede ejercer de aislante de edificios y junto a un equipo de colaboradores industriales han logrado convertirla en un material de aislamiento viable.
Las playas del Mediterráneo se llenan durante otoño, invierno y primavera de pequeñas bolas de algas procedentes de la planta Posidonia oceánica. Aunque esta materia natural abundante y renovable se considera un residuo y acaba normalmente en el vertedero, podría resultar demasiado valiosa como para descartarla sin más. Las algas poseen una serie de características interesantes para la construcción, como por ejemplo el ser prácticamente ignífugas y resistentes al moho. Pueden utilizarse como material aislante sin necesidad de añadir sustancias químicas exógenas en los espacios entre las vigas de los techos y el interior de las paredes y amortiguan las condiciones ambientales al absorber y expulsar vapor de agua sin perder sus propiedades aislantes.
Más ventajas
Otra
ventaja de la Posidonia reside en que su procesado consume muy poca
energía, por lo que resulta respetuoso con el medio ambiente. Las
madejas de Posidonia se recogen a mano y se traen hasta Alemania por mar
desde Túnez o por carretera desde Albania.
Las fibras han
demostrado su idoneidad en varios proyectos de nueva construcción así
como en renovaciones. Ya hay planes en marcha para desarrollar láminas
sólidas y respetuosas con el medio ambiente a partir de este material
para así generar un sistema completo de aislamiento de techos, fachadas,
muros interiores y techos de sótanos. Investigadores del Instituto
Fraunhofer continúan la investigación sobre este material.